miércoles, 27 de abril de 2016

El Regreso 38

Hoy quiero hacer un comentario personal sobre los contactos o mensajes que algunas personas dicen haber recibido de entidades que se encuentran fuera de nuestra tercera dimensión, es decir, de la cuarta dimensión hacía arriba.
Si ponemos el supuesto de que cada dimensión tuviese cinco niveles y colocásemos al ser humano en el nivel cuatro, éste podría recibir en cierta forma  información procedente del quinto nivel.
Si la información procediese de otra dimensión superior, pasado el quinto nivel, la información sería dada al quinto nivel de nuestra misma dimensión.
Es decir: si yo me encontrase subido en una escalera, por decirlo de alguna manera, colocado en cualquier peldaño, solo podría recibir enseñanzas del peldaño inmediato superior, y al mismo tiempo si esas enseñanzas son positivas para mí, tengo el deber cósmico de transmitirlas al peldaño inmediato inferior.
Existe un orden universal que regula la transmisión de la información, para transmitir ésta, es necesario tener el visto bueno de la entidad inmediata superior y que el ser para el cual va destinada ésa información esté preparado para entenderla, asumirla y transmitirla a nivel inferior.
Universalmente no existe el desperdicio, todo cambia, todo muta, todo nace, vive y al final de ésa vida muta.
La información de carácter evolutivo que puede hacer que la persona derribe muros, deseche tendencias religiosas, que haga tambalear la fe en la vida, es algo muy serio. Hay que tener un buen ojo analítico, analizar muy bien el mensaje, aún más que al mensajero, el mensajero no tiene importancia, pero sí la tiene y mucho el mensaje.
Cuando se recibe información y sobre todo de algún personaje al que nosotros creemos o consideramos que nos resulta interesante o importante, es cuando estamos en una situación propicia para ser engañados. 
Aquí, en nuestro planeta tierra hay casi ocho mil millones de seres humanos, no hay dos iguales, no hay dos niveles evolutivos iguales, de igual manera,  fuera de nuestra tierra hay multitud de planetas habitados y más seres vivientes e inteligentes que hojas de arboles hay en nuestro mundo.
No hay que desconfiar de todo lo que nos llega, solo analizarlo y tratar de entenderlo sin que las emociones nos enturbien la vista y la mente. El  universo es maravilloso y hay que tenerle empatía .
Y su trato con él ha de ser respetuoso . No debemos olvidar que estamos inmersos en una prorroga del tiempo, un momento en que debemos decidir qué hacer de nuestras vidas y futuro.

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