Mis charlas con Luis terminaron un buen día, convenimos que
ya no era necesario seguir. Tenía asumida su existencia y todo
lo comentado, menos las últimas conversaciones las cuales me
reservo íntimamente.
Esta parte de mi vida puede resultar no creíble, y así lo verán
la mayoría de las personas que lean las fases en las que hago
referencia a él. Pero no puedo ni quiero forzar a nadie a creerlo.
La vida nos está demostrando continuamente que lo que hoy
consideramos imposible mañana no lo es.
Cuando tengamos la suficiente capacidad evolutiva, conociéndonos
más y mejor, el número de cosas consideradas imposibles habrán
disminuido considerablemente. Y alcanzado ése supuesto nuevo
nivel evolutivo surgirán nuevas incógnitas y volveremos a tener
nuevas dudas o afirmaciones en positivo o negativo hacia aquellas
cosas no despejadas por nuestros cinco sentidos.
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