Comienza la segunda mitad del año, 1 de julio del 13.
Dejamos atrás el año 2o12 donde tantas visiones catastróficas y delirantes han corrido por los medios de comunicación, el fin del mundo, catástrofes por doquier y siendo todo alimento del miedo.
El 21 del 12 del 2012, que suman 11, no podía pasar nada malo para la humanidad, es el número de la Virgen. Pero a lo que sí, nos induce ése final y principio en el calendario, es a un cambio de conciencia, a una nueva forma de ver y sentir las cosas. Los mayas ya sabían lo que hacían cuando finalizaron su calendario en ésa fecha, y ellos lo sabían porque estaban muy en contacto con los dioses, que no eran otros más que astronautas extraterrestres que visitaron y convivieron con nosotros.
Las culturas antiguas nos podrían haber desvelado muchas verdades de nuestro pasado histórico de no haber sido por el afán desmedido de algunos seres humanos en acumular riqueza y poder.
Lo que no convenía se destruía. El hombre siempre ha sentido la necesidad de dominar al hombre.
Desde comienzos del 2013 empezó para los humanos del planeta Tierra un tiempo sin tiempo, un compás de espera, un momento de reflexión para que decidamos nuestro futuro y destino, de nosotros dependerá el futuro de nuestro planeta y en consecuencia de nosotros mismos.
El universo, otras civilizaciones y nuestro fuero interno nos están avisando que nos aproximamos demasiado al fuego y que nos quemaremos si no rectificamos nuestra andadura.
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